ÍMPETU.
Petrificas mis ojos, la muerte nos toma fotos pidiéndonos que posemos para seducirla pálidamente en los baños de los boliches recubierto de muslos intactos que trazan curvas perfectas de nuestras manos y el detalle de los cadáveres caminando a nuestro lado por baldosas ciegas que están en las calles anchas de nuestro olfato glorioso lleno de granos que hacen presión para que débilmente nos unamos
Me inspiras, me tocas, distancia, resonancia, ímpetu, y se terminó la música del silencio me doy cuenta.
No quitas tus brazos que remueven mi vientre despacio,es casi imperceptible tu sonido que pide perdón oralmente para él mismo no sorprenderse cuando decidas amarme con la piel alguna vez sin que te lo pida sin que haga y ponga todo mi esfuerzo para hacer contacto con tu alma. Locos aromas a fruta, a flores, aromas de cada momento para volver a recordarlo y hacer el amor unir las lenguas rozar la espalda, gracias a ellos, gracias a que se remueven en mi pecho y no vuelven, se quedan ahí, parece que no puedo dejarlos ir, pero sí puedo, y la música del silencio terminó, Cordelia ¿Dónde estás?
ÍMPETU 2
Mi silencio invade tu experiencia, deberíamos vivirlo juntos y decides que no esté.
Infinito cantar sigue siendo tu camino, sin visibles limitaciones ni melodías exageradas que se oyen al compás de un deseo cuyo narrador interfiere en los acordes sueltos de tu falange y siendo tu vientre el que me camina por la cabeza mejor quédate con este viento que se anticipa a tus pensamientos bonitos, a tu fugaz cambio de ánimo y a mi tolerancia casi resignada pero en pie todavía.
Quiero un contacto irreversible con tu espíritu, que lo sientas como una liberación y una entrega puramente inconsciente y auténtica. Quiero complementarme con tu mugre con el detalle de tu ira sublimada pero revolucionada luego de la muerte. Y que me mires callado, con ceguera mental pegada al cielo, con el dedo intacto y extendido al indicar al camino, con la foto de nuestros códigos inolvidables que reflejan la claridad de tu sinceridad, de la soltura de tu cabeza y de tu dolor muerto y olvidado. Hoy y mañana el ímpetu de las palabras por segunda vez define y da ejemplos de nuestro mutuo amor, las miradas otra vez irreversibles y la sincera búsqueda de la perseverancia reinan mis días.
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