jueves, 7 de julio de 2011

No me cuidé de lo que dije y después terminé padeciendolo

Como un posible aire a comprender los momentos
sabiendo que ya no sé si es válido esperar
siendo consiente de que la espera es una excusa
que no merece comprensión alguna;
porque los cantos siguen sonando
pero no estoy allí para desafinar,
ni para remontar al mar,
ni para entregar mi barca.
La mente nunca descansa,
y las situaciones retroceden;
y todo lo oculto y lo que tarda en llegar aquí,
directamente se pierde,
como si su rumbo fuera a tener intenciones de venir
pero volví otra vez a ser una mala anfitriona...
Y ya no hay "peros" ,los vomito,
y que no sea de manera colectiva,
sólo hablé para padecer.
Ahora se ilumina la desesperación
o se oscurece la claridad,
porque en mi libertad, lo decidí,
y no hay nada de brilloso aquí.
¿Cómo se hace sola Señor?
Perdon.

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